Hablemos de ritmo, talento, límites y actividades extra-escolares.
Muchas madres de mis alumnos me preguntan: ¿crees que estoy haciendo bien a la hora de apuntar a mi hijo/a a música o a esta otra actividad extraescolar? ¿Cuál debería elegir si las dos se solapan?
¡Vaya estrés! comenzar el nuevo curso escolar cuadrando actividades extraescolares e ir pensando desde julio hasta octubre en cómo hacerlo, fácil tarea no es. Así que vamos a ver en este post, sencillos pasos para llevar a cabo esta labor.
Primero de todo es plantearnos las siguientes preguntas:
¿Qué son las actividades extraescolares?
¿Para qué sirven?
¿Qué necesidad tiene el niño de acudir a una actividad extraescolar?
Ahora coge una libreta y escribe lo que piensas al hacerte cada una de estas cuestiones (escribir hace que nuestra mente no sólo se centre en una situación que nos ronda y a la que debemos buscarle solución, si no que, visualmente, nos aporta una perspectiva distinta de la circunstancia ya que al escribir la exteriorizamos, y por tanto vislumbraremos más “éxito”). Llegados a este punto, utilizaremos la siguiente afirmación: puedo tomar una decisión partiendo siempre de la necesidad del niño y no del adulto. De este modo la frase de ¿crees que estoy haciendo bien a la hora de apuntar a mi hijo/a a esta actividad? se traduce en: ¿estoy desarrollando apropiadamente los talentos y mejorando los límites de mi niño/a a través de su ritmo y necesidades?.
Podríamos hablar largo y tendido sobre las consecuencias, beneficios y riesgos reales que conllevan las actividades extraescolares. Hablar sobre si mejoran el rendimiento escolar, la integración social o se da “sobrecarga”. Por esto, el 18 de octubre realizamos un taller de una hora donde desglosaremos los términos más destacados de este asunto. Padres, madres y abuelos, valoraran de forma práctica y personalizada las actividades que se dan fuera del horario escolar.
Dicho esto, seguimos. El título que tenemos hoy es “Hablemos de ritmo…” Como os dije al comienzo de este blog, iremos desgranando poco a poco el maravilloso mundo de la música y de cómo está muy presente en nuestra vida diaria. El ritmo como dice Federico Abad en su libro ¿Do Re Qué?, no es un término exclusivo de la música. Me vais a permitir que os deje fragmentos de este tema sustraídos del libro que os acabo de mencionar, me parece que Federico trata el concepto de manera tan apropiado que voy a “copiar y pegar” jajaja . Y es que el ritmo está tan íntimamente unido a la naturaleza que podemos considerar que el funcionamiento de la naturaleza es, en esencia, rítmico. Catherine L´Ecuyer en “Educar en el asombro” comenta que atender los ritmos y las necesidades básicas de nuestros hijos es clave para conseguir un buen desarrollo. Yo me pregunto ¿cómo averiguamos el ritmo de nuestro hijo/a, de nuestro alumno o grupo de alumnos? Bueno, en esto os puedo afirmar que las clases de música me dan muchas pistas de cómo es un alumno en energía y ritmo.
El ayurveda, una disciplina que me encanta y estudio desde hace años, también me ayudó en este tema. Es fantástico todo lo que podemos observar en esos ratitos en los que nos hacemos presentes y conscientes al compartir con un grupo de niños y personas. Sin irme muy por las ramas (es que me “englorio”-tengo que descubrir cómo se escribe realmente esta palabra-), las madres son las primeras observadoras que prestan esa gran atención y han vivido dentro de ellas y viven el ritmo natural de sus hijos. Los padres, sin dejarlos a un lado, también son conocedores de sus niños pero, claro, ellos no los parieron ;-) Federico Abad dice que el ritmo es el elemento de la música que causa más efecto en nosotros…tiene “línea directa” con nuestra faceta animal, pues posee un componente cinestésico, es decir, provoca movimientos musculares. ¿Y qué es un niño en esencia?, es movimiento. El latido del corazón, el oleaje batiendo contra un acantilado, el goteo del agua que se filtra en una cueva, el cricrí del grillo…el ciclo vital de las especies –nacer, crecer, reproducirse, morir-…el ritmo del día –amanecer, mañana, mediodía, tarde, noche-; la luna; el año –primavera, verano, otoño, invierno-…fíjate si nos rodea el ritmo, cómo nos envuelve el de nuestro entorno y cómo nace y se expresa el ritmo individual. Escoger la música como actividad extraescolar, a priori y después de todo lo expuesto, puede ser una decisión acertada porque cuanto más pequeño en edad es el niño/a, más musical será y más ritmo tenga. Si tu hijo es feliz en la actividad extraescolar, si te pide volver cada semana y ves que interacciona y se integra socialmente, son pistas suficientes para dar por sentado que vas bien encaminada o encaminado al elegir la extraescolar. Si no, hay muchas otras opciones y un amplio abanico de actividades extraescolares que por suerte se ofrecen. Ten en cuenta que los niños crecen y que cada etapa por la que pasan, es una nueva puerta a una nueva faceta de la personita. Cuando tienen edad para decidir, te pedirán que los lleves a realizar alguna actividad, aprovecha, es el momento porque tienen una necesidad. Los padres ponen a disposición de sus hijos muchos caminos, les enseñan las distintas facetas y colores que hay en el mundo y sobre todo le ayudan a descubrir sus talentos, límites…descubrirse a ellos como seres equilibrados, amados y felices, aún en momentos complicados.
Para acabar te invito a que reflexiones también sobre tu propio ritmo y así encuentres uno que podáis compartir tus hijos y tú…yo lo descubro cada nuevo curso escolar con mis grupos de alumnos, un proceso y un aprendizaje, que, además de musical, es personal.
Para los que venís al Taller “Hablemos de ritmo, talentos, límites y actividades extraescolares”, os veo el martes 18 de octubre a las 17:30h en Crescendo Escuela de Música. A los demás, que paséis buena semana y disfrutéis del post.
Xoxoxox Maribel .